acompañamiento terapéutico
Relatos de vida desde la dignidadTodas las personas tenemos la habilidad de contar historias, relatos acerca de lo que sucede en nuestras vidas. Todas podemos ser narradoras, que etimológicamente significa la que sabe o conoce. Estamos en constante proceso de reescribir y resignificar nuestra historia.
Me dedico al acompañamiento de personas, relaciones y grupos a través de la Terapia Narrativa.
Comencé mi formación en Terapia Narrativa en 2009, con el Colectivo de Prácticas Narrativas (México). En 2016 realicé en Buenos Aires el Diplomado Internacional de Prácticas Narrativas, coordinado por Pranas Chile. Desde entonces, colaboro como formadora en diplomados y cursos organizados por el Colectivo de Prácticas Narrativas y Pranas Chile.
Además, en 2023 completé el Posgrado en Terapia Sexual y de Pareja de la Universitat de Barcelona.
La Terapia Narrativa surge en Australia a manos de Michael White y David Epston a partir de ideas del post-estructuralismo, la teoría literaria, la antropología crítica, los feminismos y la cosmovisión indígena. Proponen una forma de acompañamiento terapéutico, pedagógico y comunitario que parte de una postura de respeto, no patologizante, reconociendo que todas las personas son expertas en sus propias vidas y tienen la capacidad de contar historias acerca de lo que les sucede.
Desde esta orientación consideramos que todos los problemas y dificultades a las que respondemos tienen su origen en una inequidad estructural, no son fruto de un malestar individual ni parte de nuestra naturaleza humana. Por tanto, nuestra experiencia personal siempre es política y se inscribe en un contexto socio-cultural atravesado por relaciones de poder y discursos dominantes.
Las Prácticas Narrativas parten de la metáfora narrativa para entender cómo se organiza la experiencia vivida. Nuestras identidades se construyen en función de las historias que relatamos acerca de nuestras vidas, y esos relatos que nos contamos están insertos en un entramado de relatos sociales y relacionales, no están en el vacío. Rompemos así con el ideal individualista al entender que nuestra identidad se construye en relación con otras personas.
Cuando hacemos un relato estamos editando nuestra experiencia, seleccionando eventos que vamos uniendo en una secuencia, a través del tiempo, de acuerdo a un tema o trama. Esos relatos tienen efectos reales en nuestras vidas, de abrir o cerrar posibilidades, influyen en la manera en que experimentamos la vida. Por eso, desde las prácticas narrativas buscamos colaborar con las personas para que puedan enriquecer aquellas historias alternativas a la historia dominante, fortaleciendo así sus relatos de identidad preferidos y que cada persona defina por dónde quiere ir, moviéndose de lo que es conocido y familiar a lo que es posible conocer, hacer y ser.
En las conversaciones narrativas nos interesa explorar y hacer visibles los conocimientos locales (personales y comunitarios) que han sido subyugados, así como las habilidades que las personas han desarrollado para responder a sus vidas, facilitando que puedan reconectar con su sentido de agencia personal.
Desde las Prácticas Narrativas se entiende que nadie cambia a partir de lo que no tiene, de las carencias, ni de lo que deberíamos ser, sino que lo hacemos a partir de lo que tenemos, de nuestra dignidad. Por eso, buscamos crear contextos que permitan que las personas o comunidades puedan nombrar y poner en acción los saberes que tienen para desarrollarse en función a sus sueños, esperanzas, principios y compromisos.
Habilidades durante las conversaciones:
Entiendo la terapia como un proceso de colaboración, co-creación y conexión donde darme a la tarea de escuchar, tratar de entender y hacer preguntas desde mi curiosidad genuina, sin perder de vista el contexto cultural y social en el que habitamos ni sus inequidades estructurales.
- Escuchar / atestiguar (la otredad): En las conversaciones narrativas todo empieza con la escucha, con una sensación de curiosidad genuina, sin tener predeterminado el rumbo de la conversación. Tenemos presente y transparentamos nuestros prejuicios, nuestra posición de poder y nuestra no neutralidad para no reproducir prácticas abusivas.
- Aprender a hacer preguntas desde un no saber genuino: Preguntas que abren, que no dirigen o cierran. Escuchar y preguntar prestando atención a la singularidad de la experiencia de esa persona, ir descubriéndola, dejarse sorprender. Ponemos en el centro de las conversaciones a las personas como narradoras de su propia vida.
- Documentar: Salvar lo dicho de la acción de decirlo, para que las personas puedan revisar su caminar y estar en contacto con sus saberes y habilidades en momentos difíciles. Y para compartir experiencias con otras personas en situaciones similares.
- Vincular grupos y comunidades. Dar valor a la red, a las relaciones significativas que contribuyen a ser quienes somos y que nos sostienen, romper el aislamiento.
- Crear relaciones cíclicas: Ponemos atención a la temporalidad de los relatos, con apertura para entender el tiempo como algo cíclico. El tiempo es importante porque es lo que ofrece la conciencia de cambio.